Botox

Aunque en medicina estética existen numerosos tratamientos destinados al embellecimiento del rostro, sin duda el Botox o toxina botulínica es el tratamiento estrella entre todos ellos.

“Botox” es el término coloquial que se le ha atribuido a la técnica de infiltración de Toxina Botulínica con fines estéticos.

Aunque existen diferentes tipos de toxina botulínica, la empleada en medicina estética es de tipo A, por lo que es totalmente segura y apta para este tipo tratamientos.

La finalidad del tratamiento es prevenir, corregir o atenuar las arrugas de expresión del tercio superior del rostro, que abarca la frente, el entrecejo y las arrugas perioculares, conocidas como “patas de gallo”, además de aportar luminosidad y conseguir un rejuvenecimiento generalizado de la zona tratada.

INDICACIÓN

El tratamiento puede emplearse como tratamiento preventivo o paliativo:

  • Como tratamiento preventivo: en la actualidad, el tratamiento se recomienda cada vez más a personas jóvenes, generalmente, a partir de los 30 años, que pretendan detener el proceso de envejecimiento y prevenir la aparición de arrugas en la zona indicada.
  • Como tratamiento paliativo: por otro lado, este tratamiento también está indicado tanto en hombres como en mujeres normalmente a partir de los 40 que quieren combatir la aparición de las arrugas de expresión del tercio superior del rostro.

BENEFICIOS

Los beneficios más notorios y evidentes del tratamiento son, por un lado, el retraso en la aparición de los signos del envejecimiento, la corrección de arrugas y líneas de expresión del tercio superior del rostro, y por último el aporte de luminosidad y frescura que aporta en la zona tratada.

¿EN QUÉ CONSISTE LA TÉCNICA?

LA TÉCNICA

  • El tratamiento se realiza de forma ambulatoria en la consulta.
  • Mediante una aguja extrafina se infiltra el producto bajo la piel.
  • La duración del tratamiento es de 15 min.
  • El efecto no es inmediato, empezará a ser visible a partir del quinto día y su efecto definitivo se apreciará a los quince días.
  • La duración es de 4 a 6 meses, según las características del paciente, por lo que se suele emplear entre dos o tres veces al año.
  • No tumbarse durante las 4 horas posteriores.
  • No hacer ejercicio hasta pasadas 24 horas.
  • No frotar ni dar masajes en la zona tratada en las siguientes 24 horas.
  • Evitar colocar un casco o felpa en la zona durante las primeras 24 horas.
  • Evitar exponerse a rayos uva, se recomienda la aplicación de protector solar después del tratamiento.

Casos clínicos

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